top of page

EL SENTIDO DE LA VOZ EN EL TALLER TOJOL K´UMAL

  • Foto del escritor: Hebe Rosell
    Hebe Rosell
  • 14 mar 2016
  • 2 Min. de lectura

“Darnos a nosotros mismos como respuesta: nuestras miradas,

nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestros cantos.”

en Jean-Louis Chrétien, La llamada y la respuesta.

En nuestro taller pasa el tiempo en un laborioso tejer y destejer.

Vamos reconociendo las dificultades y los logros con igual fruición y desenvoltura.

El deseo de verdaderamente conocer el universo de la voz no se termina nunca, no lo podrá aplacar la edad, los avatares vitales, ni la cotidianeidad.

No se acobardará frente a nuestros propios escondites, nuestros repliegues.

Biendecir es una manera de vivir plenamente.

Cantar es convocar al encuentro.

Cantar mirándonos a los ojos y con los brazos abiertos.

Cantar en la certeza de un cuerpo lúcido y bien plantado, alerta, generoso.

Sonar el ritmo de la respiración intensa, impúdica y desenfadada, como respiran los niños.

Y al ritmo de la respiración del sabio, del observador, del que escucha, respirar-percibir empáticamente.

Cantar-decir en la voluptuosidad del cuerpo bailarín, armonioso a pesar de sus marcas de nacimiento, de lo guardado, de lo fortuito.

Sostener, apoyar el sonido con la fruición de la que pare, del que parte,

de los que sostienen y acogen.

Suspirar y exhalar para soltar, y morir y resucitar.

Cantar para aprender una y otra vez la sobrevivencia, para aprehenderla.

Sonar y vibrar para abrir a los demás la puerta del refugio prometido.

Para sostener la batalla imprescindible.

Para enhebrar, para recoger, para cultivar.

Para entender, para conmover, para hacer bien, para restañar.

El taller de voz expresiva, nuestro reducto tojolabal, es un barco.

Navega y navega, ama el océano, el azote de las velas desplegadas,

las brújulas y las estrellas, la soledad oscura de las mareas;

ama la resistencia del timón, los quejidos del ancla,

la cartografía, los puntos cardinales.

Ama la intimidad de los camarotes, el sudor de la sentina, el fragor y la incandescencia de la sala de máquinas.

El crujido de los pasos furtivos o plenos en los pasillos y escaleras.

Los motines y las asambleas.

La voracidad de las olas, el furor de las tempestades, los vientos que flagelan y curten. Son sus batallas, y las ama.

A esta nave toda la tripulación le viene bien: fogoneros, capitanes, sirenas, marineros, erizos, tiburones, estrellas de mar, piratas, polizontes, aves fugaces, prisioneros, profetas, centinelas, revoltosos, resilientes.

Esta embarcación a todos acoge, a todos acompaña en su destino.

No es un barco pirata, no es una fragata colonizadora,

no es un bergantín depredador, no está perdido.

Los invito a subirse a esta nave, que no es híbrido: es paradoja.

Que no es forma sino instinto.

Que no es extrañeza, sino proximidad.

A este barco que es lágrima y afecto, terror y valentía.

Nave de todos los puertos y todas las despedidas.

Febrero 11 del 2016.

En plena navegación hacia la Palabra Prometida.

Hebe

 
 
 

Comments


Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page