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"Ser anfibios, poderosos, marítimos, profundos, para poder sostener contra viento y marea el templo y el ritual de la oralidad y el canto."
HEBE ROSELL
"Te veo, te veo, te estoy viendo...Mírame a los ojos y aprenderé lo que me dice tu corazón."

Biografía
Nació en Buenos Aires, Argentina. Ahí se licenció en la carrera de Musicoterapia. Estudió canto, cello, flauta traversa, música electrónica y composición. Formó parte del grupo de música neo-folklore Huerque Mapu.
Reside en México desde 1977. Se integró al grupo de rock de Guillermo Briseño. Estudió Teatro con Luis de Tavira y Ludwik Margules. Ha compuesto música para teatro y danza. Ha creado alrededor de 15 espectáculos interdisciplinarios unipersonales (teatro, música, poesía, narración oral) entre ellos: Partir el pan (2013), Para ser otra (2006),Talismanes (2005), La Hebe Fénix (1996), Tarumba (1995).
Se ha presentado en festivales de teatro en España: Madrid, Islas Canarias, Barcelona, Cádiz; México, Venezuela, Costa Rica, Colombia y Argentina.
Ha grabado canciones y compartido escenario con diversos cantantes, músicos, bailarinas e intelectuales: Iraida Noriega, Guillermo Velázquez, Guillermo Briseño, Eugenia León, Leika Mochán, Juan Manuel Torreblanca, Guadalupe Pineda, Son de Madera, Carlos Lenkersdorf, Indira Pensado, Juan Pablo Villa, Carmen Mastache, Vivian Cruz, entre otros.
Desde 1995 coordina talleres de exploración vocal y voz expresiva en diversas instituciones culturales nacionales e internacionales, y de manera privada.

Génesis
Autobiografía
Llegué a México en los primeros días de octubre de 1977. Venía golpeada por la perversión y crueldad del golpe militar de 1976, después de dos difíciles años de exilio en Madrid y París. Traía el tesoro de la batalla colectiva y las herencias de la acción y la cultura política argentinas. De su ilustración. Me recibieron Caito y Guadalupe Pineda, en nombre de Sanampay. La calidez de mi amigo y de la tapatía cantora, el aire tibio, las montañas y el chip chipi de una llovizna tardía, me conquistaron. Dije en voz bien alta: “Aquí me quedo”.
Con mi hijo de tres años en brazos, con la densidad a cuestas de una militancia de riesgos, convicciones, pérdidas y solidaridades esenciales, desembarqué esperanzada.
Lo vivido y su cauda, comenzaron a sedimentar poco después del desembarco en esta tierra de profundidades. Sanampay y Silvio Rodríguez, Noel Nicola, los Folkloristas. Los años que siguieron fueron apuestas a la necesidad de convertir en esfuerzos colectivos los ideales de mi propio bagaje, y los que aprendí de muchos de los muchos y excelentes músicos de este país: LIMAR, el Comité de la Nueva Canción. Las tareas con otras organizaciones afines: Sindicato de Telefonistas, el de los Electricistas, Pascual, agrupaciones campesinas, mítines, huelgas, Chiapas, la primera Convención del inundado y llameante Aguascalientes, el CAI, marchas, firmas, cartas, manifiestos. Mil y un Zócalos. Reforma revisitada. La Casa del Teatro y sus ramas solidarias.
Fueron construcciones de la voluntad ideológica y ética colectivas que me hicieron conocer y desear mi nueva patria. La entrañable y decisiva Intervención de Guillermo Briseño. Conciertos de rock y música nueva, su poesía, profundamente mexicana, su lucidez y sus pasiones por todo el país, en escuelas técnicas y superiores, en normales combativas. En todos los espacios solidarios y posibles. Las enseñanzas y profunda amistad con Guillermo Veláquez, sus décimas y revelaciones, el huapango arribeño, los talleres de improvisación en la Sierra Gorda, los poetas campesinos. El arte de difundir vida, justicia, elocuencia poética y rigor político de los zapatistas.
La SEP, el Instituto de Bellas Artes, la UNAM, la UAM, el Festival Internacional Cervantino, las escuelas universitarias de varios estados, instituciones de cultura diversas. Los intelectuales, los pintores, los bailarines mexicanos y su entereza, su hondura. Lecciones generosas y gestos sabios de mis maestros, y mis guías: Luis de Tavira, Ludwig Margules, Adolfo Sanchez Vázquez, Patricia Cardona, Moniva Mansour, Jaime Sabines, Juan Bañuelos, David Huerta, Ricardo Sánchez, Rosa Maria Diez, Carlos Lenkersdorf, Javier Betancourt, Juan Carlos Plá, Octavio Chamizo, entre muchos otros. La amistad con Jaime Sabines, el montaje de espectáculos con su poesía, su afecto, su metáfora dolorosa y abrasadora. Los espectáculos interdisciplinarios y unipersonales con poesía, juegos teatrales, cuentos, música original. Llevando al México de la Conquista al México actual; a España, Canarias, Venezuela, Colombia, Argentina, Festivales, encuentros y reencuentros. Talleres de voz, cuerpo y canto para tantos temperamentos y disposiciones.
La llamada siempre armoniosa y potente de mi hijo, la de mis padres y hermanos desde la tierra lejana. De la cultura argentina. Los breves regresos. La herencia maya, la tojolabal y su Nosotros mirando a los ojos, al corazón que hay en todo. El psicoanálisis, la filosofía, la reflexión interminable sobre la errancia, los exilios, las migraciones, las mutaciones, los consuelos. La voz verdadera, el colectivo, la vocación, la escritura, la crónica.
Ahora, treinta y nueve años después, los amigos, los amores, la música, las enseñanzas. Las muertas de Juárez y las de todo México. La agonía, la impotencia, la rabia. Allende, Cocula, Acteal, Atenco, Guardería ABC, Apatzingan, Aguas Blancas, Tamaulipas. Casino Royal, Monterrey, Tlatlaya, Narvarte, Ayotzinapa. 53 mil asesinatos desde el inicio del gobierno de Enrique Peña Nieto —hasta ahora—.
Estos testimonios, ustedes y este hogar, esta mi tierra.
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